The Capuccino Girl

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martes, 17 de diciembre de 2013

Pervertido, yo?

  Pocas cosas en esta vida me dan tanto miedo como los acosadores... bueno; ellos y la mirada asesina de mi mamá. Es que en serio, en cuanto mi madre levanta la ceja y aprieta los labios todo el mundo sabe que se avecina la tormenta y es mejor buscar refugio antes de que algún pobre mortal se cruce en su camino (bueno, igual estoy exagerando un poquito).



  Pero no vine a balconear a mi madre. Por el contrario, vengo con el propósito de desahogar el susto que me llevé una semana atrás y que aún no supero. Por que si bien encontrarte a un acosador (de la nada) es feito feito, reencontrarte con TU acosador de la preparatoria casi 10 años después y ver que sigue siendo tan creepy como entonces, es de infarto.



  Les cuento. Iba caminando por la calle muy tranquilamente con toda la buena onda como cada mañana; cuando de repente escuché:
-¿Karina? Eres Karina, ¿verdad? ¿Te acuerdas de mi? -

  Aclaro que mi nombre no es Karina, ni Karin, ni nada que se le parezca, por lo tanto la reacción natural de su servidora fue... seguir caminando, ignorando la llamada de tan tenebroso personaje.

  De pronto sentí que alguien tomaba mi brazo y voltee rápidamente; entonces lo reconocí y en cuestión de segundos un flashback me llevó de regreso a ese fatídico día en que conocí a mi acosador personal. Había ido a una fiesta con unas amigas y al momento de irnos, el tipo en cuestión (disculpen la rudeza pero no me sale nadita de afecto por el susodicho) con las muchas copas de más que llevaba encima comenzó a insinuárseme de manera grotesca hasta que logré escapar. Pero mi victoria duró  poco. Al día siguiente, al llegar al instituto todo el mundo me miraba de forma muy extraña y es que el muy listillo, dijo que yo, estando completamente ebria, me le había insinuado.



  De más está decir, que puse el grito en el cielo y armé todo un plan de ataque, mismo que se vio frustrado por mis profesores al mantenerme alejada de él como medida de seguridad hacia mi, pues mi reputación en el instituto era por demás, perfecta.

  De vuelta al presente, me le quedé mirando por un segundo y de inmediato dije:
-No, no me llamo Karina.- me di vuelta y seguí caminando, pero no conté con el hecho de que me siguiera a pesar de que iba acompañada.

  Él seguía bombardeándome con sus preguntas y llamándome Karina, hasta que se agotó mi paciencia y aguantándome los nervios me detuve de improviso y con voz firme le dije:
- Ya te dije que no soy Karina. Déjame en paz- y continué mi camino.

  Al día siguiente volví a encontrarme con él en el mismo lugar y si, volvió a seguirme unas calles. Y no conforme con eso, me lo encontré otras dos veces más esa misma semana, siempre mirándome con esos ojos de acosador pervertido de caricatura japonesa, que a mi en verdad me asustan y me dan ganas de aplicar lo poco que recuerdo de mis clases de tae won do.



  Gracias a esta experiencia con el lado oscuro he desarrollado un plan infalible para cuando me lo vuelva a encontrar, mismo que consiste en caminar tranquilamente hasta dónde esté algún representante de la ley o alguna abuelita de la vela perpetua con mejor brazo que el Santo, poner mi mejor cara de "estoy en una película de terror japonesa" y gritar a todo pulmón:
-Eres tú!! El acosador pervertido del zócalo!! Déjame o grito!!-
 
 (97) sheldon cooper | Tumblr
  Y tan tan! Asunto terminado.

  Ahora, no todo es negatividad conmigo. Así que aquí les traigo un par de consejillos a aquellos acosadores amateurs que no 'más no se les prende el foco.

1.- Si van a acosar a alguien, asegúrense de SABER su nombre. (Digo, por si acaso)
2.- No usen prendas llamativas. Usar un cárdigan amarillo fluorescente es como llevar un letrero que diga: ACOSADOR!!
3.- Usar un cárdigan amarillo fluorescente con pantalones azules y lentecitos redondos tipo Harry Potter mientras miran a su presa de forma viciosa, equivale a llevar un letrero que diga: SOY UN ACOSADOR... Y PERVERTIDO!!
4.-Vayánse muy, muy, muy, pero muuuuuyyyy.... cuidadosamente por la sombrita.
 


  HE DICHO!











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